El manejo político de Elizalde aterriza en La Moneda en un momento clave para el Gobierno
Todos, casi sin excepción en el Congreso, coinciden en que la actitud dialogante del hasta ayer senador podría hacer la diferencia y que el mayor desafío será ordenar al oficialismo.
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Diálogo y pragmatismo. Ese es el sello negociador que destacan tanto en la oposición como en el oficialismo del trabajo que ha realizado el exsenador Álvaro Elizalde -designado ayer por el Presidente Gabriel Boric como nuevo ministro de Segpres en reemplazo de Ana Lya Uriarte-, quien llega por segunda vez a La Moneda.
Elizalde deja atrás una trayectoria que lo ha convertido en uno de los principales articuladores de acuerdos en el Congreso, que plasmó durante el año que encabezó el Senado y cuyo principal legado –coinciden unos y otros- fue sacar adelante el nuevo proceso constituyente.
A la mayoría de sus pares tomó por sorpresa la designación de Elizalde. Sin embargo, estiman que sus características personales y políticas lo convierten en la persona más idónea para asumir la responsabilidad de la coordinación entre el Ejecutivo y el Legislativo, particularmente por el momento que atraviesa el país en que la crisis de seguridad ha superado la compleja situación económica, entre las prioridades de la ciudadanía.
En Chile Vamos perciben al nuevo ministro como un “activo” del Gobierno, pero estarán alertas al rumbo que fije su quehacer en cuanto a la agenda legislativa.
Si bien algunos recuerdan que su paso por la vocería de Gobierno en el segundo mandato de la expresidenta Michelle Bachelet no fue de los mejores, al unísono admiten que desde esa época hasta ahora ha pasado mucha agua bajo el puente y que la experiencia adquirida mientras encabezó el Partido Socialista y luego en la presidencia de la Cámara Alta, sobre todo su desempeño que este cargo le da garantías a la oposición de que realizara una buena gestión.
Alinear a los suyos
El presidente de la UDI, senador Javier Macaya, estima que el aterrizaje del exparlamentario en la Segpres da cuenta de la gravedad “de la crisis interna que vive el Gobierno y de su incapacidad para manejar la agenda en ciertos temas”.
Con esto, el dirigente apunta específicamente a los proyectos de seguridad, pues Elizalde empujó este tipo de iniciativas desde la presidencia del Senado, lo que genera en el sector una cierta tranquilidad en torno a lo que será su gestión.
En Chile Vamos perciben al nuevo ministro como un “activo” del Gobierno, pero estarán alertas al rumbo que fije su quehacer en cuanto a la agenda legislativa, pues –como señala el presidente de RN, senador Francisco Chahuán- lo que se espera en esta nueva etapa es que agilice la agenda de seguridad.
Una señal de la buena relación que ha cultivado Elizalde con la oposición quedó de manifiesto, cuando al inicio de la sesión del miércoles, el actual presidente de la Cámara Alta le hizo un homenaje de despedida, agradeciendo la “buena gestión, que realizó en el Senado. De hecho, Juan Antonio Coloma (UDI) destacó que la vocación “de búsqueda de entendimientos” del exsenador se acrecentó mientras cumplió su labor a la cabeza de esta Corporación y advirtió que el mayor desafío del líder socialista será generar puentes de unidad entre las coaliciones de Gobierno.
Desafío que se podría facilitar para el nuevo ministro, considerando que desde partidos como el PC y RD recibieron el anuncio con optimismo. Al punto que para el senador comunista Daniel Núñez, Elizalde es “un interlocutor válido”, entre otras cosas, porque tiene –dice- un estilo directo que facilita el diálogo y consciente de que en los círculos opositores y del Socialismo Democrático interpretan estos cambios como una transformación que el Gobierno ha ido realizando paulatinamente hacia el concertacionismo.
Núñez aclara que no se trata de eso, sino que sólo de que “el Gobierno tiene un escenario distinto”.
El presidente de Revolución Democrática (RD), senador Juan Ignacio Latorre complementa la idea de Núñez y asegura que Elizalde “ha jugado un rol de compromiso con el liderazgo del Presidente Boric” y con su programa de Gobierno. En esta línea, cree que su actitud dialogante puede contribuir a alcanzar acuerdos sostenibles y más transversales, para las reformas, en un escenario de minoría oficialista.
Costo político
Como es habitual en estos casos, la designación de Elizalde generó múltiples teorías, ya que trascendió que el exsenador no aceptó de inmediato la oferta de La Moneda. Una de las tesis que se comentaba ayer en los pasillos del Congreso era que lo que lo habría decidido a aceptar son sus aspiraciones presidenciales, ya que habría concluido que el salto es más fácil desde un ministerio.
No obstante, en el Partido Socialista –donde ya varias figuras lo habían instado a aceptar el desafío presidencial- hacen un análisis muy diferente. Muchos llegaron a la conclusión de que la carrera presidencial está lejos de ser una prioridad para el nuevo ministro, ya que si fuera así se habría quedado en el Senado.
Lo más “cómodo” para el exsenador –comentan en el PS- habría sido hacer campaña para su reelección o para iniciar un eventual camino a La Moneda. En cambio, irse al Gobierno -que está con una muy baja base de apoyo, con la crisis de seguridad y las cámaras sin mayoría- resulta una apuesta peligrosa, piensan. Siguiendo con esa reflexión, estiman que podría ser la decisión correcta si todo resulta bien y se logra cambiar el actual escenario. Pero si todo sigue igual, el costo político podría ser alto y Elizalde se quedaría sin senaturía y sin candidatura presidencial. Por otro lado, hay que ver –calculan- cuánto dura en el cargo, porque por ese rol ya han pasado dos ministros antes, recuerdan.